
Hace una noche destemplada y lluviosa, con gotas como puñales de cristal que se clavan con fiereza en mí, y en el suelo bajo mis pies.

Mis pasos siguen un rumbo que yo aun desconozco, se detienen en un portal tan destemplado como la noche, azotado sin piedad por la lluvia y el frio, pero a la vez luminoso...desafiando a la noche oscura.

El mechero de mi bolsillo encuentra mi mano inquieta, en la otra aparece un cigarro como por arte de magia. Pienso que quizá es de verdad un cigarro mágico...pienso que quizá es un faro mandando señales de luz a otra alma perdida en esta noche destemplada y lluviosa, esa alma destinada a ser mi salvadora.

Calada a calada el humo se dispersa entre la lluvia, el cigarro se va desvaneciendo y los puñales de cristal se van enterrando profundamente en la tierra y en mi cuerpo. Calada a calada el cigarro desaparece...y mi alma salvadora no aparece.